Uno de los personajes de Así mismo, libro de Afredo Molano, dice que ” las leyes son la ocasión del soborno, hay que hacerlas para elevar la mordida, Si la ley no se respeta el sistema se derrumba”.
Para Maurico Rubio en nuestro país existe una gran brecha entre actividades legales productivas y esfuerzo- educación frente a ingresos- y beneficios de las actividades ilicitas. El conflicto institucional colombiano es de tal magnitud que hace difícil pensar cuáles son los activos sociales y humanos que mejor se recompensa en la actualidad.
Entre instituciones y realidad social hay una incidencia reciproca, no una determinación univoca, y ésta es la que debemos estudiar reciprocamente.
El ” mercado” puede ser un factor de “igualación” y de incorporación al contrato social, pero como dice Bordeau (2000), cierta igualación interaccionista no puede ocultar lo que está por fuera de la interacción: ” la estructura de un campo definido por la distribución de capital”, que permite cierta regularidad de las prácticas de los vencedores y los vencidos.
Cuando las instituciones pierden legitimidad y capacidad para inculcar representaciones de obligatoriedad entre los particulares y entre sus funcionarios los contenidos normativos pueden continuar operando y cumpliendo cierto papel en las relaciones sociales, pero se desnaturalizan y empiezan a operar como elementos flexibles que se negocian según las circunstancias y las personas.